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Foto del escritorHéctor Mahalka

¿Qué tipo de practicante budista mexicano soy?



Escribir un artículo acerca de la práctica budista en México, podía marcar un muy sesgado punto de vista personal, ya que no conozco a punta a punta el país para objetivizar una conclusión netameta acertada. Pero lo que si puedo compartirles son algunas previas conclusiones con lo que me ha tocado vivir y convivir en estos años, no puedo hablar de todas las tradiciones que existen, y grupos laicos, pero si de la naturaleza humana que nos lleva esa búsqueda personal de simplemente erradicar el sufrimiento.

En la experiencia como coordinador de un grupo laico inspirado en las tradiciones zen, sobre todo en su mayor influencia el Ven.Maestro Dogen Zenji en mi ciudad natal La Paz, Baja California Sur, al noroeste de de México, así como mi práctica en Japón y otros lugares en México.

Actualmente la situación económica, social y política que nos conforma da una peculiaridad especial. Explicando algunos perfiles del practicante existen 6 clases de visitantes que no prosperan:


1. El que viene porque le recomendaron hacer "meditación o yoga" por salud. No le interesa las enseñanzas, sólo un momento de relajación sin mucho compromiso, su asistencia no es constante, hacen donativos, asumiendo que ya están cumpliendo.


2. El que viene "buscando encontrar paz y orden en su vida", complementando a sus creencias religiosas propias, en su mayoría espirituales, amante de las ceremonias y lo que sea necesario para lograr sus objetivos espirituales basados en metas materiales, negandose totalmente a mejorar hábitos de vida, y tomar recomendaciones del Buddha y grandes maestros.


3. El que quiere sentirse parte de un grupo, hace todo los protocolos y sesiones, pero sin involucrarse en la enseñanza, aquí pudieramos agregar algunos artemarcialistas, que se hacen a la creencia obligada que el Zen es la raíz espiritual que deben llevar en su vida, son capaces de autoretarse de hacer 50 minutos de zazen en postura de seiza, incluso sabiendo que pueden lastimar sus rodillas.


4. Los llamados super-espirituales, les encanta ser parte de ceremonias, tomarse fotos y selfies cada rato, en posturas, publicar en sus redes lo "chic" que son, pero igualmente tratan de estudiar las enseñanzas, pero sin ponerlas en práctica.


5. "El Retador", esta clase de visitante se da mucho menos desde que enviamos requisitos previos a la primera visita del Zendo, ya que solicitamos datos generales del visitante de dónde ha adquirido enseñanza y práctica. últimamente estos visitantes ya no son comunes, pues siempre solicitamos una buena disposición de apertura mental y de aprender, y como estan ahora plenamente identificados, la piensan dos veces antes de querer saltar de su asiento para cuestionar sólo con la idea de sólo querer impresionar.


6. "El ¿Yo Por Qué?" Los que vienen creyendo que haciendo sólo zazen sin querer participar en las actividades de la sangha, ni apoyar su proyecto, pero eso si, criticando todo lo que hace, y tiene una ferrea negativa incluso de participar en actividades samu, en el momento que se solicita apoyar, toma actitud de víctima.

Podemos hacer un sin fin de tipo de arquetipos y perfiles generales, incluso podría leerse hasta un poco discriminativo el hacerlo para algunos, pero en el mismo Zen existen algunas clasificaciones de tipos de practicantes (ver Los 3 pilares del Zen de Phillip Kapleau) no muy diferentes a esta clasificación. Muchas veces podemos sentirnos identificados y ofendidos con algunos de estos personajes.


Entonces, ¿Qué puedo hacer?


La gran mayoría de los Maestros recomiendan una fe(no una creencia ciega, si no en los resultados de la buena disposición de la práctica) inquebrantable necesaria para llevar de manera diligente nuestro día a día la incorporación del Buddha-Dharma, debemos considerar de dejar un poco aparte de estar condicionando siempre que si no es "a mi manera" o "yo soy así y nunca cambiaré", estamos negando el principio de aceptación de apertura mental, e incluso una de las primeras enseñanzas que es la ley de la impermancia (Annica). Siempre les hago saber, que no debemos renunciar a ser nosotros mismos, a menos que tengamos una actitud extrema dañina, pero el enfoque es ser una mejor versión de nosotros mismos, en el Zen me ha tocado leer por algunos practicantes "zen es zazen", si bien, Zen viene del Pali Jhana, que puede interpretarse no sólo como meditación, si no como absorción, y eso abre un abanico de posibilidades, es decir, necesitamos cuando estamos aún muy dormidos por nuestras sesgadas opiniones y conocimiento cultural con el que crecimos, aprender de los que ya tienen un recorrido y que son testimonio de que la práctica realmente funciona. Personalmente les hago saber que no soy el mejor ejemplo a seguir, pues sigo en mi trabajo personal, pero estamos en el camino de la práctica donde soy consciente que puedo tropezar. Pero por lo mismo me gusta compartir algo que puede ayudar a muchas personas, cómo sucede con mas de 600 millones de practicantes en el mundo.

Lo que el Buddha dejó, fue un método que para unos ahora es religión para dejar de sufrir, salir de la rueda del sámsara; si seguimos sufrimiendo amargamente por cosas que quizá para unos sean meramente superfluas, es que no estamos practicando bien, o no estamos poniendo suficiente atención en las bendiciones en la vida en la que deberíamos amanecer cada día con gratitud. Seamos mexicanos o de otra nacionalidad, lo más dificil es aceptar que nos tenemos que desprogramar que todo es tan efímero como una flor, como una pluma de ave que cae, necesitamos desprogramar que las cosas materiales debemos tomarlas solamente como herramientas para lograr objetivos hábiles de crecimiento y desarrollo de la mano del Buddha-Dharma; especial los paramitas y preceptos, si hacemos un simple reconocimiento, veremos que la mayoría de los discursos que se basa en asuntos éticos hacia la vida basada en la observación de la ley causa y efecto. Pero es necesario darnos esa oportunidad y dejar de caer en algunos de estos perfiles mencionados anteriormente que quizá yo tengo un poco o un mucho de todos.

Por supuesto que el Buddha dejó el palacio por respuestas, si todo y todos fuera perfección de "felicidad y no sufrimiento" jamás se hubiera alentado a esa búsqueda; donde encontró sus respuestas debajo de un ábol de higuera al amanecer hace 2600 años.

Hace un par de años, conocí un Bikkhu mexico-norteamericano, de la tradición de Sri Lanka, que no tiene miedo de hablar de su vida de laico del pasado, incluso el mismo lo menciona: "Héctor, si yo puedo, cualquiera puede", refiriendose a entrar en la senda del Buddha, y cómo ha encontrado el camino dejando atrás su vida de lujos y excesos que no le daban en ningún momento paz.


La respuesta la tienes tú , ¿qué tipo de practicante quieres ser?

Héctor Mahalka

zendolapaz@gmail.com



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