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Dar / Dāna: La importancia de donar


La actividad ética más importante que aprende a cultivar un budista es dar, dana, que constituye una de las bases para el progreso moral y espiritual. En el budismo del sureste asiático, es la primera de las diez «acciones favorables» que generan «mérito»: dar, guardar los preceptos, meditar, compartir «mérito», alegrarse ante el «mérito» de los demás, servir a los demás, mostrar respeto, enseñar Dharma, escuchar Dharma, y conducirse de acuerdo con la recta visión. Las acciones de dar se dirigen principalmente hacia el sangha monástico, que depende del laicado para la obtención de artículos como las limosnas de comida, túnicas, medicinas y alojamiento. Los monjes y monjas, como enseñanza y ejemplo, devuelven un presente todavía mayor, puesto que «el don del Dhamma supera a todos los otros dones» (Dhp. 354). Por tanto, estos actos de dar mutuamente constituyen una característica clave en la relación del laico y el monje: «Así pues, monjes, esta vida santa se lleva en dependencia mutua, para cruzar la inundación [de samsara], para acabar completamente con dukkha» (t. 111). Además, el sangha es un poderoso «campo de "mérito"», de modo que se considera que los dones que se «plantan» en él proporcionan una buena cosecha de «mérito» para los donantes.


Puesto que las limosnas conceden una larga vida, buena apariencia, felicidad y fuerza a quien las recibe, se dice que estos dones, en un renacimiento humano o divino, son el resultado kármico de haber dado limosnas (A. IV.57). Por otro lado, ser tacaño se dice que lleva a ser pobre (M. III.205). La generosidad no sólo se practica con la sangha, sino que se trata de un valor que impregna a todas las sociedades budistas. En una ocasión, Fielding Hall, un oficial británico que sirvió en Birmania en el siglo XIX, pidió la cuenta en lo que pensó que era un restaurante del pueblo, ¡y se encontró con que había comido, como huésped, en una casa privada!


Una práctica bastante común es la de contribuir en los costos de la impresión de libros budistas para su distribución gratuita. Los budistas siempre están predispuestos a dar su asistencia, bienes y dinero en una ordenación, funeral, festival o durante una enfermedad, para hacer «mérito», y compartirlo con otros. Las comunidades se unen para realizar actos comunales que contribuyan a hacer «mérito», y las obligaciones se cumplen haciendo aportaciones a una ceremonia patrocinada por alguien que, en alguna otra ocasión, ayudó de forma semejante. Algunas ceremonias pueden ser costosas, por lo que una persona rica también puede ayudar a patrocinar la ordenación del hijo de otra más pobre.

Aunque se considera que cualquier acto de dar genera «mérito», éste aumenta a medida que el motivo se hace más puro. Inicialmente el don puede cumplirse con la finalidad de obtener resultados kármicos materiales, pero es probable que el júbilo y la satisfacción que provoca resulte ser suficiente motivo. Practicar constantemente el acto de dar también contribuye al desarrollo espiritual, puesto que reduce la tendencia a ser posesivo, cultiva una actitud generosa y sensible hacia los demás, y expresa el no-apego y la renuncia, que quedan reflejados en la práctica de «renunciar» al hogar y a la familia para convertirse en monje o monja. Dar es también la primera de las «perfecciones» del bodhisattva, en todas las tradiciones.


En conclusión podemos darnos cuenta de la importancia del “dar” como parte de la práctica budista. Esta actividad mantiene viva la posibilidad de sostener tanto a comunidades monásticas, como a proyectos que se vinculan con la tradición.

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